Los sistemas sanitarios en todo el mundo se han puesto a prueba en esta pandemia del Covid-19, en nuestra región solo aquellos con una inversión superior al 6% del PIB en salud, han obtenido buenas notas (Canadá, Paraguay, Uruguay y Costa Rica), aun para ellos el impacto a mediano y largo plazo sobre la asistencia sanitaria privada es un panorama oscuro.
En nuestro país el impacto económico sobre el sistema sanitario es motivo de análisis y
propuestas, más cercanas a disminuir el impacto de esta pandemia a mediano plazo por el
riesgo de muchos pequeños centros de desaparecer.
En el 2019 el gobierno destinó solo el 1.64% del PIB (RD$69,014 millones) a pesar de un crecimiento de la economía de un 7% del PIB (2018) y que existe el compromiso de una inversión superior al 3.76% en la Ley de Estrategia de desarrollo (ENDESA). Generando en la población un alto índice de gasto de bolsillo (49%), lo que representa un 2.7% del PIB.
Las condiciones de infraestructuras sanitarias presentan una profunda deuda acumulada, a
pesar de que en los últimos años el gobierno ha integrado una decena de nuevos centros
hospitalarios y centro de diagnósticos, pero es el sector privado y sus múltiples inversiones el
soporte funcional para dar respuestas a la demanda de servicios sanitarios en el país.
El sector privado es el principal prestador de servicios en procedimientos de alta complejidad,
ya que estos requieren una alta inversión en tecnología e innovación para su manejo,
amortiguando los indicadores de salud del sector público en el país.
Bajo el decreto de Estado de Excepción, las consultas externas, laboratorios e imágenes,
disminuyeron en un 90% en los centros privados y un 95% en los centros de diagnósticos, un 45% del personal administrativo de las clínicas han sido cesados, sin disfrute de sueldo y sin posibilidad de acogerlos a ninguno de los programas de asistencia gubernamental.
Otras experiencias de la región nos presentan un escenario similar, el Dr. Marcelo Kaufman,
presidente de CEDIM en Argentina, nos explica; el cierre total de los centros de diagnóstico
médico ambulatorio ha sido un grave error, generando inaccebilidad a servicios diagnósticos
oportunos en pacientes con enfermedades crónicas y/o alto riesgo médico, además de crear
una situación de abandono con los usuarios.
El gobierno está evaluando la reapertura económica en fases con los sectores de menor exposición para contagio y de mayor demanda en producción de bienes y servicios, que deberá iniciar previo a las elecciones de julio 5, si se dan las condiciones pero las clínicas y servicios diagnósticos no son tomados en cuenta dentro de estos grupos y tampoco en los programas de asistencia gubernamental.
Durante todo este tiempo de cierre se han generado pérdidas millonarias, aumento del endeudamiento y se profundiza en una crisis económica en el sector con repercusiones sanitarias a corto plazo.
Es importante trazar un plan a mediano y largo plazo, establecer protocolos para cuando nos
reinstalemos, además de reajustar los costos operativos, sí, reajustar, porque el costo de los
equipos de bioseguridad y el material gastable sanitario se ha disparado un 254%, según datos de la OMS.
El sector de los prestadores de servicios médicos y diagnósticos demandan una mayor
atención, se están alineando elementos que conforman una fórmula perfecta para ir a la
quiebra; aumento de los costos, disminución de la demanda y aumento de las deudas por
financiamiento.
Necesitamos integrar una cartera de financiamiento con intereses blandos a través de
Banreservas y garantizar ocupación de los servicios a través de un sistema de referimiento
en alianzas público privadas, previamente identificadas, en donde el Gobierno garantice
contratación de servicios y el sector privado instalación de los servicios demandados.
Habrá que demandar a la Comisión de Seguridad Social de ambas cámaras una profunda
transformación de la Ley 87-01. El Consejo de la Seguridad Social deberá crear un sistema de compensación en el cual las ARS, modulen sus ganancias y aporten a la sostenibilidad del
sistema de salud.
La pandemia del Covid-19 no es una lucha entre el sistema económico y sanitario, es una
oportunidad de reingieneria institucional en donde todos debemos aportar, los cambios serán
inevitables, pero podemos implementarlos para salir fortalecidos.