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Proponen el uso de inhibidores de PARP-1 en el cáncer de mama resistente a la terapia endocrina

Un equipo internacional de investigadores ha establecido que la inhibición farmacológica de PARP-1 en células de cáncer de mama reduce la proliferación inducida por el receptor de los estrógenos (ER-alfa), independiente de la presencia de una mutación activadora en este último.

Los resultados de un estudio in vivo e in vitro ponen de manifiesto el potencial de niraparib, añadido al tratamiento con lasofoxifeno.

Un equipo internacional de investigadores ha establecido que la inhibición farmacológica de PARP-1 en células de cáncer de mama reduce la proliferación inducida por el receptor de los estrógenos (ER-alfa), independiente de la presencia de una mutación activadora en este último. Sobre esta observación los científicos han determinado que la terapia de combinación con niraparib y lasofoxifeno reduce el crecimiento tumoral y promueve la necrosis en ratones resistentes a la terapia endocrina.

El potencial de los inhibidores de PARP-1 pudo ser confirmado en experimentos adicionales in vitro con olaparib, fármaco que, en presencia de lasofoxifeno, redujo la proliferación de líneas celulares de cáncer de mama tanto resistentes como sensibles a la terapia endocrina.

Geoffrey Greene, investigador de la Universidad de Chicago y codirector del estudio, afirma que estos hallazgos son alentadores, ya que trabajos previos han demostrado que el lasofoxifeno exhibe una actividad que se compara favorablemente con la de fulvestrant o palbociclib, terapias ampliamente usadas en este tipo de cáncer. El investigador prosigue indicando que las mutaciones en el ER-alfa tienen un importante papel en la generación de resistencia a la terapia endocrina, siendo además frecuentes en los tumores metastásicos.

Adicionalmente, la elevada expresión de PARP-1 en pacientes con tumores ER+ se asocia a peor prognosis. La relación entre ambas moléculas ha sido dilucidada a nivel molecular en el actual estudio, según el cual la activación del ER induce la transcripción de PARP-1, que a su vez estimula la actividad del ER sobre otros genes relacionados con la proliferación, en un ciclo de retroalimentación positiva, concluye Greene.

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