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El trasplante de riñón entre personas que conviven con el VIH es factible y seguro

El gasto público en salud está muy por debajo del 6% del PIB, alcanzando apenas el 2.8%, cuando se incluye la seguridad social.
La mitad de la población dominicana utiliza servicios privados de salud, pagados por la seguridad social dentro del régimen contributivo. (Foto: Rawpixel).

Según han descubierto investigadores apoyados por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.

El trasplante de riñón de donantes fallecidos con VIH a personas que viven con VIH y con enfermedad renal terminal es factible y seguro, según han descubierto investigadores apoyados por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).

Los nuevos hallazgos se basan en investigaciones realizadas a partir de 2019, cuando científicos de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y los NIH informaron que las personas con VIH que recibieron trasplantes de riñón de donantes fallecidos con VIH tuvieron una alta supervivencia general y supervivencia del injerto de riñón después de cinco años.

Las personas con VIH tienen una creciente prevalencia de enfermedad renal en fase terminal y tienen casi tres veces más probabilidades de morir mientras reciben diálisis renal que las personas sin VIH. El trasplante de riñón prolonga la vida de las personas con VIH y la enfermedad renal terminal, pero estas personas se enfrentan a una escasez de donantes y a un acceso limitado a los riñones de los donantes. Los expertos coinciden en que el trasplante de riñón entre personas con VIH ampliaría el conjunto de órganos disponibles y salvaría vidas.

El trasplante de riñón entre personas con VIH ampliaría el conjunto de órganos disponibles y salvaría vidas

Entre marzo de 2016 y julio de 2019, los investigadores de 14 centros de investigación clínica inscribieron a 75 adultos con enfermedad renal en fase terminal y VIH cuyo virus fue suprimido de forma fiable mediante la terapia contra el VIH. 25 participantes recibieron trasplantes de riñón de donantes fallecidos con VIH y 50 participantes recibieron trasplantes de riñón de donantes fallecidos sin VIH. Este último grupo incluía 22 donantes que dieron un falso positivo en las pruebas de VIH.

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Todos los participantes sobrevivieron al trasplante con una media de seguimiento de uno a cuatro años en el caso de los receptores de riñones VIH positivos y de 1,8 años en el caso de los receptores de riñones VIH negativos. Un año después del trasplante, la supervivencia general del injerto fue excelente y comparable entre los receptores de riñones VIH positivos (91%) y los de riñones VIH negativos (92%).

Además, no hubo diferencias en las tasas de infecciones que requirieron hospitalización, eventos adversos graves (1,1 por persona al año) o complicaciones relacionadas con el VIH, que fueron poco frecuentes.

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