El glaucoma es una enfermedad ocular progresiva que afecta el nervio óptico y constituye la principal causa de ceguera irreversible en República Dominicana, representando una amenaza silenciosa para la salud visual de miles de dominicanos.
La Dra. Katia Cabrero, especialista en glaucoma del Instituto Espaillat Cabral, destaca la importancia de la detección temprana y el tratamiento adecuado para frenar su avance y evitar la pérdida de visión.
Conocido como el “ladrón silencioso de la visión”, el glaucoma puede progresar sin que el paciente perciba cambios en su vista hasta que el daño es significativo e irreversible. Por esta razón, la Dra. Cabrero hace un llamado a la población a realizarse chequeos oftalmológicos periódicos, especialmente a quienes presentan factores de riesgo.
Entre los principales factores de riesgo para desarrollar glaucoma se encuentran la edad —siendo más frecuente en personas mayores de 40 años— y los antecedentes familiares, ya que quienes tienen parientes con la enfermedad presentan una predisposición genética mayor.
Asimismo, condiciones médicas como la hipertensión arterial y la diabetes pueden aumentar la probabilidad de padecer esta afección. En cuanto a factores raciales, se ha observado que las personas de ascendencia africana presentan una mayor prevalencia de glaucoma, así como un curso más agresivo de la enfermedad.
La Dra. Cabrero explica que, aunque el glaucoma no tiene cura, existen múltiples opciones para controlar su progreso y preservar la visión. Entre los tratamientos disponibles se encuentran el uso de gotas oftálmicas para reducir la presión intraocular, terapias con láser para mejorar el drenaje del humor acuoso y, en casos avanzados, procedimientos quirúrgicos que permiten controlar la presión dentro del ojo.
Gracias a los avances en la tecnología oftalmológica, hoy en día es posible ofrecer soluciones más seguras y eficaces para los pacientes diagnosticados con esta condición.
La especialista enfatiza que la prevención sigue siendo la mejor herramienta contra el glaucoma. La única manera de detectarlo a tiempo es mediante evaluaciones oftalmológicas regulares, en las que se mide la presión intraocular y se analizan posibles signos de daño en el nervio óptico.
Es fundamental que las personas mayores de 40 años, especialmente aquellas con antecedentes familiares o factores de riesgo, adopten el hábito de realizarse un examen visual al menos una vez al año.
