Dr. Rafael Montero
El Examen Único Nacional de Residencias Médicas (ENURM) es, sin lugar a dudas, el filtro más importante para la selección de médicos que ingresan a los programas de especialización en la República Dominicana. Desde su instauración en 1998 bajo la supervisión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y el Consejo Nacional de Residencias Médicas, ha permitido estandarizar el proceso de admisión, garantizando criterios de evaluación más objetivos. Sin embargo, el modelo actual enfrenta desafíos estructurales que ponen en riesgo su eficacia y equidad.
Un proceso necesario, pero con fallas evidentes
El ENURM surgió con la intención de unificar el acceso a las residencias médicas y asegurar que los aspirantes contaran con una base científica y clínica adecuada. No obstante, su aplicación en los últimos años ha demostrado serias deficiencias que requieren una reforma urgente.
Cada año, más de 4,000 médicos generales compiten por un número limitado de plazas en distintas especialidades. Esta brecha entre oferta y demanda ha generado frustración en miles de profesionales que ven cómo sus oportunidades se reducen, no por falta de preparación, sino por una planificación inadecuada del sistema de formación de especialistas.
Además, el marco normativo que regula este proceso es ambiguo e insuficiente. Actualmente, existe un organismo dividido en Nivel I y Nivel II, conformado por la UASD, el Colegio Médico Dominicano (CMD), el Servicio Nacional de Salud (SNS) y las Fuerzas Armadas, pero carece de un sustento legal sólido que le otorgue las herramientas necesarias para garantizar una administración eficiente y justa del proceso de formación.
Los principales retos que enfrenta el ENURM
Si queremos un sistema de especialización médica más justo y funcional, debemos atender con urgencia los siguientes desafíos:
1. Reforma del marco legal: Es fundamental dotar al sistema de formación de especialistas de una estructura normativa clara y eficiente, que regule de manera efectiva la participación de las distintas instituciones y garantice la transparencia en los procesos de selección y formación.
2. Actualización de contenidos: El ENURM debe ajustarse a los avances científicos y tecnológicos para que su evaluación refleje las competencias realmente necesarias en la práctica médica actual.
3. Garantía de transparencia: Se requieren mecanismos avanzados de supervisión para prevenir irregularidades en la aplicación del examen y evitar cualquier tipo de influencia externa en el proceso de selección.
4. Ampliación de plazas de residencia: La capacidad actual de formación especializada es insuficiente. Es urgente un plan nacional para aumentar el número de plazas en residencias médicas, priorizando aquellas especialidades con mayor déficit en el sistema de salud.
5. Uso de tecnología: La digitalización del proceso de evaluación permitiría mejorar la eficiencia y reducir los errores humanos en la aplicación y corrección del examen.
Hospitales sin capacidad docente: un obstáculo clave
Uno de los mayores problemas que enfrentan los médicos en formación es la falta de hospitales debidamente acreditados como campos clínicos para la enseñanza.
Muchos centros de salud en el país se autodenominan hospitales docentes, pero en la práctica carecen de infraestructura académica, bibliotecas, tecnología y espacios adecuados para la enseñanza. No se puede garantizar una formación médica de calidad en instalaciones que no cumplen con los estándares mínimos para la educación especializada.
Si realmente queremos mejorar la formación de especialistas, es imprescindible que se establezcan criterios rigurosos de acreditación para los hospitales que albergan residencias médicas. No podemos seguir permitiendo que nuestros médicos se formen en condiciones precarias y sin acceso a las herramientas necesarias para su aprendizaje.
El reto del próximo domingo: 5,000 médicos en busca de su futuro
El próximo domingo 2 de marzo, más de 5,000 médicos generales acudirán al campus de la UASD en el Distrito Nacional para presentar el ENURM. Para muchos, este examen representa la oportunidad de definir su futuro profesional. Para el sistema de salud, representa un reto que sigue sin resolverse: ¿qué pasará con los miles de médicos que no logren una plaza?
Es momento de que todos los actores involucrados – Estado, academia, gremios médicos y hospitales – asuman con responsabilidad la tarea de diseñar un modelo de formación médica especializado, eficiente, transparente y acorde con las necesidades del país.
El futuro de nuestra salud está en juego. No podemos seguir postergando una reforma que el sistema clama desde hace años.



































